El amor no siempre nos trata como merecemos, sobre todo cuando el ser amado es un amor imposible al que uno quiere con el corazón desbordado y por el que uno es capaz de desvanecerse en beneficio del otro. Amar sin ser correspondido (o amar a alguien que ya no está, o amar a quien no siente gratitud por el amor que recibe) produce un sufrimiento infinito que a veces se diluye por el deleite que se siente en la entrega. Y es precisamente eso, esa mezcla del desgarro por amor y del goce de amar lo que trasciende a lo largo de las 42 cartas que componen este libro. En ellas, el autor se desnuda poco a poco en cada palabra y nos relata sin reservas ni disimulos un episodio de amor teñido de un final inesperado. A través de su proceso emocional, vamos descubriendo que existen formas diferentes de querer: desde la entrega incondicional inicial hasta la rendición pacífica cuando ya no se es correspondido, siempre desde la gratitud por lo vivido y en la confianza de que algún día, quizá en otra vida, el universo volverá a anudar a esas dos personas con un hilo rojo irrompible hasta la muerte. El libro que tienes entre las manos, el Epistolario de Jesús Hernández Arnela, va mucho más allá del género discursivo epistolar tradicional: no son solo cartas amatorias al uso, más bien su autor se ayuda de ellas para entender y dar coherencia al amor imposible que siente. Si hubiera un ser ideal por el que sentirse amado, sin duda sería uno como el autor de este libro. Alguien para quien el amor es el centro de todas las cosas y que experimenta la entrega a los demás con la misma necesidad con que respira. Un ser tan generoso que en la luz que emana nos ve a todos con más claridad que a sí mismo. Una persona que siente tanto por los demás que al final del día es un trocito de cada uno más que un yo entero. Alguien que siente la forma de amar más pura, que venera a su ser amado como a una deidad, como a su numen, a un ser divino que concentra las características de su inspiración. Cuando amamos con la intensidad con que Jesús es capaz de amar, lo único que puede faltarnos es la persona amada porque estando con ella lo tenemos todo, y más allá de ella nada importa. Cuando alguien nos ama como Jesús es capaz de amar, no hay nada que pueda faltarnos, porque nos lo da todo.
Disponible en Amazon
https://amzn.eu/d/88nKtwi